Decía Aristóteles que “Somos lo que hacemos repetidamente. Entonces, la excelencia es un hábito, no un acto”
Esa frase nos lleva a la reflexión acerca de lo importantes que son esos pequeños pasos que damos todos los días y lo mucho que pueden incidir en nuestros niveles de productividad.
Seguramente habrás escuchado muchos “tips” “hacks” y demás frases de moda sobre cómo aumentar tu productividad, que seguramente son bien intencionadas y tendrán sus méritos, pero…¡Es que es muy difícil montar un puzzle usando solo piezas sueltas!
En lugar de eso, aquí te voy a compartir una secuencia de 5 consejos que te permitirán, de forma sencilla pero sostenible, lograr un día a día más productivo y equilibrado (es decir, más logros, más alegría, menos estrés y menos disgustos. ¿A que suena bien?).
-
Autoconocimiento: empieza haciendo un análisis de a que estás dedicando tu tiempo y por qué haces lo que haces. Determinar cómo estás haciendo las cosas y el por qué las haces es el punto de partida para mejorar.
-
Pensar: ¡piensa en lo que tienes que hacer! Parece trivial, pero hay una gran diferencia entre empezar la semana pensando qué esperas de ella, qué cosas quieres conseguir y cómo hacer para llevarlas a cabo, que simplemente levantarse a sufrir de “blue Monday” con una taza de café en una mano y una lista interminable de cosas por hacer en la otra.
-
Priorizar: dales más valor e importancia a unas tareas que a otras. La gestión efectiva de nuestro tiempo se basa en la toma de decisiones.Esto implica una reflexión, que conseguirás implementando el paso dos.
-
Crear una rutina: lo más importante es crear una rutina en base a tus fortalezas, una rutina que se parezca a ti y que puedas insertar en tu día a día para que sea sostenible en el tiempo. Además, ¡dentro de tu rutina actual seguramente ya estás haciendo muchas cosas altamente efectivas! No dudes en mantenerlas.
-
Objetivos: este puede parecer súper trillado, pero es fundamental. El tener un objetivo claro te permite saber a dónde vas, cuánto has avanzado y cuánto te falta. Por ejemplo, imagínate que empiezas el miércoles, revisas tus objetivos y tu avance, y descubres que ya has completado un 70% de tu objetivo principal. ¡Sentirás que has “hackeado” la semana! Conseguirás una referencia objetiva de tu avance. Esto, de hecho, pasa con mucha frecuencia; pero solo si sabes a dónde vas.
Ya ves, no se trata de una gestión perfecta, sino de lograr una gestión consciente, que te proporcione orden para conseguir más tranquilidad, más seguridad y más resultados.